lunes, 25 de junio de 2012

Ay, el biscotto

Viendo a Italia superar a Inglaterra en cuartos de la Eurocopa por penaltis, no puedo evitar recordar la posibilidad que se dio en el España - Croacia de haber pactado un empate que hubiera dejado fuera a los trasalpinos. El famoso biscotto o pasteleo que diríamos en castellano, que pudo ser y no fue, pero que hasta que finalice la competición flotará en el ambiente con sus defensores y sus detractores.

Siendo sincero, me pareció en su momento una opción la mar de tentadora poder dejar fuera a los italianos, que a pesar de evolución de la mentalidad española en las últimas competiciones, siguen siendo uno de esos equipos que nos acomplejan un poquito. No obstante, vi correctísima la decisión del equipo español de no dar lugar ni a la más mínima especulación y segar el tema antes de que despuntara.

Aparte del aspecto ético de la decisión, que es la faceta más clara e importante por el bien de la limpieza de la competición, también hay una serie de aspectos más prácticos que no lo hacían aconsejable. Eso sí, al no haberlo hecho, como nos crucemos con Italia en una hipotética final en la que pierda España, habrá muchas críticas por no haber pasteleado con Croacia la eliminación de los de Prandelli.

Se me viene a la mente un caso poco recordado de posibilidad de manejar un resultado para evitar un rival que no se hizo y salió mal. Fue en la Champions League 96/97, el Atlético de Madrid ganó en el último partido de la fase de grupos contra el polaco Widzew Lodz y consiguió el primer puesto de su grupo sobre el Borussia Dortmund. Muchas voces clamaron por dejarse empatar para ser segundo, ya que el primero cruzaba contra el Ajax, equipo puntero en Europa en esos momentos que había sufrido un bache en la liguilla que le había relegado a ese segundo puesto, mientras que el segundo se enfrentaba al Auxerre, equipo francés a priori más sencillo como rival, que había dado la sorpresa de quedar primero de su grupo. Finalmente, el Atleti fue a ganar y quedó primero de grupo. Pasó el parón invernal de la Champions League, llegaron con cuartos con el Ajax en mejor momento de juego y los rojiblancos cayerón. Mientras el Borussia Dortmund eliminaba con facilidad al débil Auxerre... y acababa la temporada proclamándose Campeón de Europa, nada menos.

Pero haber entrado en ese juego del biscotto nos habría marcado para todo el torneo. Hubiera sido un estigma para una selección que se caracteriza por jugar limpio e ir de cara. Además ¿y si fuera Croacia quien nos hubiera ganado esa hipotética final? Pues hubiéramos hecho el ridículo absoluto. Mejor sin biscotto.

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